"Las víctimas, con un espacio para contar su historia"

Estudio de Solivida y Paz Christi habla entre 100 afectados del Distrito de Aguablanca, en el oriente de Cali.
Cien víctimas que viven hace varios años en Aguablanca, después de llegar a Cali desde varios municipios, protagonizan una investigación que busca mostrar cuál es hoy su situación y cuáles han sido los obstáculos para acceer a los servicios del Estado.
Una de las conclusiones del estudio, realizado por la Asociación Solidarios por la Vida (Solivida), con el apoyo de la organización holandesa Pax Christi, es que a las instituciones encargadas del tema les falta mucho por hacer.
Esta conclusión se basa en un dato que encontraron los investigadores: todas las víctimas del estudio esperan la reparación por vía administrativa. Y en el caso de la vía judicial, de los 70 homicidios, por ejemplo, 39 fueron de las Auc y de esos, 7 víctimas denunciaron ante Justicia y Paz. El resto no lo hizo, por temor, y si no denuncian el homicidio, podrían quedar excluidos.
La investigación duró 8 meses, terminó en diciembre del 2008 y analizó el aspecto sicosocial y jurídico.
El 88 por ciento de las víctimas llegó del Pacífico (Valle, Nariño, Cauca y Chocó). Se contaron 70 víctimas de homicidios, 15 de desapariciones, 11 con lesiones severas dicapacitantes, 3 secuestros y un caso de tortura. Los autores fueron especialmente 'paras' (44 casos) y guerrilla (40).
Los investigadores concluyen que para tener acceso a la justicia, la precariedad económica y social convierte las trabas pequeñas en grandes barreras.
Los principales obstáculos son la intimidación de víctimas, su desconfianza en la capacidad del Estado o el desconocimiento de normas y procedimientos.
14 años con las víctimas
La Asociación Solidarios por la Vida (Solivida) atiende hace 14 años a las víctimas del conflicto en el Distrito de Aguablanca.
Según su directora, la abogada Pola Buenaventura, desde sus inicios hasta ahora han atendido a cerca de 1.800 familias desplazadas y a unas 25.000 personas afectadas por distintas formas de violencia.
"Lo que nos proponemos es apoyar a las víctimas en dos temas: tutelar y restablecer los derechos vulnerados y reconstruir los vínculos sociales de solidaridad y los espacios de encuentro confiables para las víctimas", explica.
Los que se encargan de la atención son Buenaventura, especializada en derechos humanos y DIH; el siquiatra Martín Vergara, con experiencia en salud mental comunitaria y atención a víctimas, y cuatro promotores comunitarios y una red de promotores voluntarios residentes en el Distrito de Aguablanca.
A su trabajo también han vinculado a estudiantes universitarios de distintas carreras, que hacen pasantías en la fundación, que vienen de las distintas universidades de Cali o de la escuela de facilitadores que coordina la U. Autónoma. Los servicios que presta son gratuitos.
El siguiente artículo fue tomado de: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-6753347